Muchas de las personas que desean
alejarse de lo común de la sociedad se atemorizan por el hecho de dejar de
formar parte de la mayoría que mira con distancia a los chiflados y a los seres
marginales. No es fácil adoptar conductas “extravagantes” en un medio que nos
tiene acostumbrados a estudiar, trabajar, formar una familia y morir, además si
todo lo anterior lo hacemos sin levantar miradas inquisitorias, nuestra misión
en la tierra está completa. Yo mismo al asistir a la función de prensa me “adapte”
a la película y la gente de la calle me miraba como queriendo saber cómo
encajarme en sus conceptos de creencias y valores, tal vez les parecía un emo,
un satanista, un artista o un simple loco.
Pero dejando de un lado la anécdota,
al ingresar a la sala de cine y ver en la pantalla el comienzo de ‘Midsommar’
mis ojos quedaron cautivados desde el primer minuto pues su director Ari Aster
nos planteaba, como en un casi estilo documental, una historia cercana, fresca
y muy luminosa, con protagonistas actuales y ya de por si alienados que
se ven arrastrados a un sistema alternativo que entierra sus creencias y
literalmente sus cuerpos.
La película enfrenta un grupo de jóvenes
con ideales modernos que viajan a una sociedad de paganos con la intención de
realizar un trabajo investigativo, pero la imaginación y pasión por las
creencias ancestrales y de la tierra los irán consumiendo uno a uno. Envueltos
en este misterioso culto, disfrutamos de una fotografía a plena luz del día que
nos invita a recorrer e inquietarnos más, ya que muchos nos sentimos a salvo
mientras el sol esta vigilante, pero en este caso no hay paz para nuestros
sentidos que son invadidos por los sonidos de la naturaleza y del magnífico
score de Bobby Krlic que nos inquieta hasta fusionar el choque visual con el choque
auditivo. Soportar esto no es una tortura, por el contrario es todo un placer
para los amantes del terror que buscan nuevos horizontes en este género.
Pero no crean que todo es horror
en la película, precisamente eso es lo que más atemoriza; ya que al ver imágenes
iniciales de jóvenes pertenecientes al culto bebiendo, cantando y sobre-estimulados
por las constantes muestras públicas maravillosamente descaradas de afecto,
pinturas sexuales y procreación, nos sentimos a salvo de cualquier amenaza, y
cuando bajamos la guardia es cuando ataca su director y nos mantiene expectantes y chocados con lo que posiblemente
pueda suceder, y sucede, sucede y sucede y nos deja casi al borde del asiento,
que si se postergará un minuto más esas escenas incomodas, de seguro nos taparíamos
los ojos o sonreiríamos nerviosamente para escapar de ese angustioso momento que
todos hemos vivido cuando nos compenetramos con una película…un respiro
necesario a tanta adrenalina sensorial que estalla en nuestro cerebro.
Formidable es el trabajo de la
actriz principal Florence Pugh que a pesar de no ser la típica virgen de las películas de
terror, si nos muestra como su frustración sexual, intelectual, familiar y
espiritual la va invadiendo poco a poco hasta convertirla en un ente sin
voluntad y porque no también decirlo, sin alma. En esta cinta no aplican las
leyes comunes a todo film del género ya
que bien podría tratarse de un duro drama o de una historia muy cautivadora. Sensación
parecida nos causó la película ´The Tribe´ rodada íntegramente en lenguaje de signos (sin
mediar palabra, intertítulo ni subtítulo alguno), que demuele, literalmente,
toda expectativa con su cruda violencia.
En conclusión ‘Midsommar’ es una
especie de cinta de suspenso deslumbrante en el plano intelectual y con una
estructura brillante de Ari Aster, que con ‘El legado del diablo’ había obtenido
un éxito sensacional un año antes. Y el aspecto que le imprime a la fotografía
de Midsommar la convierte en una singularidad casi en una especie única, sumada
a la escrupulosa labor de investigación y al hábil desarrollo argumental. El
cineasta, que filmó en exteriores y utilizó una cantidad insólita de cantos,
danzas y rituales, conjura una extraordinaria sensación de tiempo, lugar y
autenticidad, y crea una sociedad pagana viva enmarcada en el presente, además
de un thriller con una estética y una dimensión muy peculiares. Nuestro
veredicto, una película más que imperdible…imprescindible.
POR: Andrés Felipe Durán García
TWITTER: @andresfdurang
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