Siempre he creído que cualquiera puede ser un héroe, lamentablemente en estos tiempos que corren parece ser que es más fácil ser villano. Es difícil para algunas saber cuál es el lado correcto, incluso a mí me cuesta algunas veces, lo digo porque en medio de tanta desinformación aparecen causas que parecen justas, pero que en el fondo tienen raíces profundas, fangosas y podridas. Debo confesar que me alegra ser un don nadie que se escudriña a través de las redes, poco me manifiesto al respecto de la situación del país, creo y aún sigo creyendo que al pagar mis impuestos, ser justo con mis familiares y conocidos y aportar mi esfuerzo y sudor en el trabajo es más que suficiente para aportar al país. Lo cierto es que ya a mis cuarenta años, debo confesar que si el país anda en una emergencia (sin importar el lado o afinidad política) es culpa de los verdes campos que tuvimos en el pasado, es decir prosperidad. Es difícil quejarse u oponerse cuando estás bien, incluso aún...