¿UN HÉROE?
Los cabos Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) emprenderán una frenética carrera por escapar de las líneas enemigos
que quieren eliminarlos y al tiempo, prevenir que la aniquilación de toda una tropa de aliados se realice.
Lo anterior puede sonar sencillo, pero
1917 es una película de delicada construcción y de muy fuerte temática, cuya
esencia sociológica es la forma cómo los humanos perdemos nuestra inocencia de manera latente e inevitable a causa de
nuestros pecados. El perdón empieza por casa y
en ocasiones es muy difícil que nos disculpemos a nosotros mismos.
Y es que eso es el cine bélico, tan ambicioso a nivel formal como de
una contundente (y terrible) sencillez en el fondo. No olvidemos las magníficas
escenas que tantos directores nos han dejado impresas en la retina muchas veces
teñida de rojo, un rojo que no siempre tiene relación con la sangre, pues ya se
tuvo un gran época donde Hollywood hacía de las suyas con la guerra fría y
su causa anti-comunista (entre 1950 y 1956).
La banda sonora del
filme incluye la canción Wayfaring
Stranger. Se trata de una conocida canción popular estadounidense cuyo
origen data del siglo XIX, que habla de un alma quejumbrosa en su paso por la
vida. Las versiones más conocidas de esta canción fueron las del actor y
cantante Burl Ives, la cantante y compositora Emmylou Harris, además de la
versión de Johnny Cash de su álbum American
III: Solitary Man.
1917 podría recordarnos a una
mezcla entre J.R.R.Tolkien y Diana Uribe (una de mis primeros amores platónicos,
es que esa voz no solo educa, seduce), ya que es bien sabido que Tolkien plasmó sus terribles vivencias de la
Primera Guerra Mundial en sus libros como la batalla en el abismo de Helm o la
que tiene lugar frente a la Puerta Negra de Mordor en ‘El señor de los anillos’. Así es, 1917 es una historia llena de muertos, trincheras y lágrimas como las
que atestiguó Tolkien, pero narrada de una forma tan apasionante y absorbente
como si de un programa de historia de Diana Uribe se tratará.
Y es que no hay una emoción más especial
que el estar con un grupo de desconocidos y ver una historia que involucra a la
imaginación y te transporta a otro mundo, eso es el cine y 1917 está hecha para
que el espectador dimensione la raíz ancestral del melodrama, consiguiendo
apropiarse de su más íntimo mensaje: ANTE LA MAYOR ADVERSIDAD SIEMPRE HAY QUE
LLEVAR BIEN LEVANTADA LA CABEZA… eso sí, mientras no haya un francotirador
cerca.
Ya se ha elogiado lo suficiente el movimiento de
cámara – plano secuencia -, que más que un sobresaliente ingrediente técnico,
es un elemento más de narración que nos hace ir hacia adelante, unas veces por
obligación, otras por miedo o por supervivencia. En conclusión, 1917 es la
película de la temporada, así que si se
la piensa
perder, evite el oso y ni se le ocurra reunirse
para ver los Oscars, pues es de la que más se va a hablar.
Por: Andrés Felipe Durán García
Twitter: @andresfdurang
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