Estamos muy
equivocados si creamos que las cosas que suceden al otro lado del charco no nos
afecta, bien dice el antiguo
proverbio chino: «el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al
otro lado del mundo». Por eso en estos meses de total resistencia sin armas ni violencia, más enfocada al espíritu y al corazón,
que a la rabia y la rebeldía, nos vemos enfrentados a una situación donde el
factor paciencia es crucial, ya que el uso de la violencia nunca ha dejado
vencedores solo perdedores.
Y de que va
todo esto, pues como en Colombia ya está en cines la película bélica 1917,
quise saber o más bien, darles a saber que ocurría en Colombia en ese año que
pudiera relacionarnos con la Gran Guerra, y vaya que me lleve una sorpresa,
sigan leyendo y conocerán que el mundo es un pañuelo:
1.
El
08 de abril Eduardo
Santos opina que ante la universalización de la guerra se necesita en Colombia
un gabinete de unidad nacional que garantice la neutralidad del país. El
Ministro de Relaciones, Marco Fidel Suárez, asegura que Colombia ha observado y
observará una severa neutralidad.
Muchas veces nos cuestionamos la poca injerencia
de Dios en las cuestiones humanas, pero todo se aclara con dos palabras “libre albedrío”
un derecho que nos tomamos muy a pecho y dejamos que las cosas lleguen a
determinados límites para actuar, un mal del pasado que busca sus males en el
futuro. Al parecer ya no aplica mucho eso de que “Lo que Dios te da, Dios te lo puede quitar”.
2.
El
12 de mayo la
bellísima estrella del cine francés, Gabrielle Robinne, representa a Colombia
en la fiesta de la latinidad efectuada en París. “Soy una francesa feliz y
orgullosa de portar la bandera de Colombia”, dijo la célebre artista.
¿Una noticia banal? No está de más
recordar que muchos productos
entre ellos las pieles que utilizaban las grandes estrellas del cine, han
determinado en muchos casos la explotación en la selva de animales que
proporcionen estas pieles y tras ello la desgracia para los pueblos indígenas.
3.
El
17 de octubre el
senado colombiano aprueba una proposición que condena la guerra submarina
adelantada por Alemania. Los Alemanes alegan que esta declaración rompe la
neutralidad de Colombia.
Muchas veces y por decisiones que se
contradicen, nos cuestionamos la salud mental de nuestros gobernantes o tal vez
no tienen tiempo para pensar sobre lo que están viendo, cuando de un momento a
otro una voz interior o una imagen remplazan la decisión anterior.
4.
El periódico colombiano Gil Blas comenta entre sus páginas un 21
de noviembre: “La devastadora conflagración europea, en la que se han visto
escenas de salvajismo jamás imaginadas, ha venido a demostrar que América
Latina no es tan salvaje como creían en la civilizada Europa”.
Y hasta ahora era el comienzo, pues para no ir muy lejos y dejarles otra
inquietud cinematográfica les aconsejo vean ‘El viento que acaricia el prado’,
que nos recuerda el oscuro pasado de los británicos en Irlanda que cambia el
pensamiento de los que idealizamos a Inglaterra como una sociedad muy
civilizada.
Y a pesar de las constantes guerras que hemos presenciado
y vivido en carne propia, me queda preguntar: ¿Qué queda del hombre después de
presenciar la muerte y las cenizas de la guerra?, a lo cual viendo tan convulsionada
Colombia y a raíz de los resultados de las marchas, solo me queda contestar que
nuestros compatriotas han izado las banderas de la solidaridad ante las
innumerables tragedias provocadas por las no denuncias del pasado. Libres y
alegres, sostienen unas banderas que son el reflejo de la libertad, pero que
lamentablemente algunas caen con sus cuerpos de colores y mueren, agitadas por
última vez por un viento que no solo llega desde los cerros bogotanos,
también llega desde la escuela municipal de Jurado en Choco destruida en 1999,
desde las veredas de La resbalosa y Mulatos de San José de Apartado, Antioquia
donde la comunidad fue asesinada y desplazada, desde la iglesia de Bojaya en
Choco donde en 2002 murieron un centenar de personas, desde Bello Oriente en
Medellín, donde numerosas mujeres quedaron marcadas en cuerpo y alma, y así lamentablemente
seguiremos contando y esperando bajo un cielo azul que aún ansia justicia.
Por: Andrés Felipe Durán García
Twitter: @andresfdurang
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