LA CARCEL ES UNA SELVA DE CEMENTO
Por: ANFEDUGA – Twitter: @andresfdurang
La cárcel la Picota fue la sede de una proyección que disfrutarían los presos que se encuentran allí tanto por un delito menor como por el más sórdido de los pecados. Tanto periodistas como actores llegamos con un poco de precaución ya que el mundo tras las rejas tiene sus propias reglas y los demás son vistos como extraños.
Al llegar después de un recorrido de una hora y otra más para los permisos, registros y requisas, entramos en una sala oscura donde más de 100 prisioneros se encontraban maravillados viendo la película ‘Presos’ de Esteban Ramírez. Al encender las luces comenzó la vorágine donde sentimientos de agrado, tristeza, inconformismo y alegría se manifestaron.
Los actores de la película Alejandro Aguilar y Leynar Gomez nos acompañan en está travesía donde los presos están a tan sólo diez metros de ellos, expectantes a lo que sigue a continuación. Leynar se manda al ruedo y comienza a hablar y dialogar sobre la película, logrando romper el hielo y comenzar a recibir la ráfaga de opiniones y preguntas, tales como: ¿A usted le toco dormir en la cárcel? ¿Probo el “fifty” (la comida de prisión)? ¿Si supo cómo es el negocio del “trance” (comercio) dentro de la carcel? Preguntas que el actor supo contestar sin darles una respuesta del todo esperada.
Los más “duchos” en la palabra y a la vez osados comienzan a intervenir y relatan que la cárcel es más tenaz de lo que se retrata en la película y que vivir esperando el día de visitas es lo más duro que tienen que soportar, un punto a favor de ‘presos’ pues la forma en que desarrollan las visitas entre Jason y Victoria es lo más cercano a la realidad.
Mientras seguía J.J. interpretado por Alejandro Aguilar, aprovechamos a conocer más de ellos y nos sumergimos entre filas de sillas de plástico y caras de desconcierto, “Los guardias cuando realizan una requisa no son tan “livianos” como se ve, eso le dan a uno con toda” comenta José Bonilla, un reo ojeroso, nervioso y con gran nostalgia en sus ojos. Al preguntarle cual película recuerda haber disfrutado en familia, lo invade el sentimiento y se aleja a un rincón a llorar, lagrimas que se convierten en arrepentimiento por un delito que cometió según él, apremiado por la necesidad de llevar algo de comida a su hogar.
En ese momento se acercan tres presos jóvenes a hablarnos y dar su opinión, Nicolas Castañeda Velazco exhibe un piercing en la ceja derecha y nos comenta que la vida en prisión es dura y que muchas cosas de la cinta son verdaderas, aunque falto más de ese mundo de hacinamiento donde muchas veces los pasillos son utilizados como camas y para evitar que les roben los colchones los amarran a las paredes mientras salen al patio para despejarse.
Antes de continuar oímos al fondo al actor Alejandro Aguilar dejar claro a los asistentes que la película no es solo el drama de las cárceles sino el drama de todos los que vivimos presos de algo material, social o mental. A lo cual todos responden con un aplauso, ya que la cinta podría ayudar a muchos a no caer en las mismas circunstancias que los llevaron a la cárcel.
Enseguida los otros dos presos deseosos de hablar relajan su discurso y entienden que la producción ‘Presos’ debía retratar la realidad pero de una manera más ‘suave’ ya que de este modo podía llegar a más personas, especialmente a jóvenes que están comenzando a desear estar a la moda y para ello la única opción que ven es el delito.
Ya es hora de partir por lo cual el Dragonante Guilermo Rivas les informa que deben regresar a sus celdas, a esa realidad que aunque devastadora fue culpa de sus comportamientos y como decía J.J. en la película: “Es que él no cometió un error, cometió un delito”, delito que los acompañara incluso fuera de la cárcel ya que el estigma que inflige la sociedad es más fuerte que la propia condena.
Y para algunos de los periodistas invitados será una experiencia que no olvidaron, para otros un reportaje más y para quien escribe estas líneas una forma de conocer que el cine no es sólo una pantalla negra para diversión sino que puede lograrse la comprensión, el crecimiento y la madurez para conocer realidades que no nos afectan y que al vivirlas sentimos que hay un compromiso en el cine de movilizar conciencias, aunque sólo sea por dos horas.
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