Algunos tienen el privilegio de vivir del arte, otros pocos cuentan con el apoyo de sus familiares, pero en la mayoría de los casos los que nacemos con una inquietud artística, las pasamos verdes. Este predicamento no es actual pues ya en la época de florecimiento de las artes en Grecia, los llamados "artistas" tenian un cierto tipo de locura (mania) que los hacia proclives a recibir el "don" que incluso los convertia en posesos. Estigmas con las que muchos artistas vivían, llevandolos incluso a ocultar su talento tras una mascara y a otros a tomar alternativas suicidas, como en el caso de Sócrates.
Yo no vivo muy alejado de esta amarga realidad, ya que al nacer en una familia "típica" donde padre trabaja, madre es ama de casa y hermanos estudian para salir adelante, yo trataba de encajar en un mundo de corbatas y etiquetas. Afortunadamente o tal vez por cobardía, me acople perfectamente a un modo en que la sociedad te mira con respeto si eres médico, abogado, docente o el sin fin de profesiones con las cuales supuestamente no te mueres de hambre.
¿Pero a qué viene todo esto? Hace poco descubrí que hay luz al final de la sala de cine al disfrutar -Y mucho- de la película envuelta en obra de arte, en obra filosófica e incluso metafisica; muchos epítetos para un producto pocas veces apreciado. Y es que no quiero quedarme custodiando ese santo grial para envidia de todos, NO!!! mi objetivo es difundir la palabra como muchos incomprendidos han hecho, sacrificando su bienestar y comodidad. La cinta se llama 'Poesía sin fin' -como me hubiera gustado en realidad que no tuviera fin- pues al visionar los títulos de crédito me deja con ganas de más, ganas que ustedes podrán saciar con el ciclo de Alejandro Jodorowsky que se presenta en cines.
Del 11 al 18 de octubre Cine Tonalá y el Centro Colombo Américano de Medellín presentan los mejores films de Jodorowsky: Fando y Lis, El topo, La montaña sagrada, Santa sangre y La danza de la realidad; historias tan fascinantes y alucinogenas que me encantaría estar junto a ustedes disfrutando cada una de ellas y al salir de la sala de cine, constatar en sus rostros una expresión de satisfacción y recompensa que pocas producciones generan.
Tuve mi primer encuentro con este director en el libro '1.001 películas que hay que ver antes de morir´, donde la única película recomendada de este psicomago era 'El Topo', una especie de western anodino* que se burla del género (si es posible encasillar a su autor en uno) y nos lleva por una especie de camino del héroe con hongos alucinógenos sembrados a la orilla de este. Jodorowsky es su protagonista, quién nos recuerda en su morfología a Clint Eastwood en su mejor época del spaguetti-western. Toda una pasada.
Y el 18 de octubre se abrira el telón para contemplar 'Poesía sin fin', una realización autobiográfica cargada de referencias pop, de cine, literatura, poesía, teatro y mucho...mucho mundo, tanto de este como el del plano astral. Películas así se disfrutan más de una vez, ahora mismo la estoy recordando y disfrutando mientras vienen a mi mente varias escenas como: La anecdota de la abuela que nos cuenta como su esposo murio asfixiado con una torta, la del teremoto con sus estragos, la llegada a la casa de artistas que acogen a un joven y decidido Jodorowsky, una excitante escena donde una femme sacada de una Nouvelle Vague dialoga con su ajado esposo en presencia del futuro director, entre otras.
En conclusión, cada minuto de cinta es una delicia para no desaprovechar, y es que ya no quedan directores como Jodorowsky...Hay les dejo la invitación.
*Anodino: Medicamento que se usa para disminuir el dolor al reducir la sensibilidad del cerebro o del sistema nervioso.
Por: Andrés Felipe Durán García
Twitter: @andresfdurang
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