Siempre he creído que cualquiera puede ser un héroe, lamentablemente en estos tiempos que corren parece ser que es más fácil ser villano. Es difícil para algunas saber cuál es el lado correcto, incluso a mí me cuesta algunas veces, lo digo porque en medio de tanta desinformación aparecen causas que parecen justas, pero que en el fondo tienen raíces profundas, fangosas y podridas.
Debo confesar que me alegra ser un don nadie que se escudriña a través de las redes, poco me manifiesto al respecto de la situación del país, creo y aún sigo creyendo que al pagar mis impuestos, ser justo con mis familiares y conocidos y aportar mi esfuerzo y sudor en el trabajo es más que suficiente para aportar al país. Lo cierto es que ya a mis cuarenta años, debo confesar que si el país anda en una emergencia (sin importar el lado o afinidad política) es culpa de los verdes campos que tuvimos en el pasado, es decir prosperidad.
Es difícil quejarse u oponerse cuando estás bien, incluso aún ahora me cuesta. A pesar de lo que nos han quitado, sigo en mi conformismo del pasado, un confort donde gozaba de subsidios, horas extras y nocturnas pagas, beneficios sindicales, prestaciones, empleos en los que podías pagar una universidad, etc.
Me avergüenza aceptar que como estoy, estoy bien; me avergüenza aceptar que mi indiferencia esta colocando a muchos en un limbo laboral y de proyecto de vida incierto; me avergüenza aceptar que lo que tengo hoy nadie me lo regalo y que lo obtuve con esfuerzo honrado y dedicación (eran otros tiempos); me avergüenza aceptar que no veo un “salvador” en las urnas para nuestro país; me avergüenza aceptar que muchos jóvenes no tendrán la calidad de vida o el gusto por la vida que muchos disfrutamos en un país de prosperidad e ignorancia allá en los 90s (a pesar del narcotráfico); me avergüenza aceptar...
Siento una inmensa culpa, pero no por no marchar o estar en contra de las marchas, la siento por el hecho de dejar que el país y las oportunidades que disfrute en el pasado se ensombrecieran con la pasividad de mis palabras al no estar contra esos proyectos, leyes o reformas que perjudicaban no solo nuestro presente sino el futuro de nuestros compatriotas.
Nunca es tarde, nunca es imposible y nunca será una pérdida de tiempo hacer lo justo, así sea solo una visión que compartes tú, pues para otros lo justo es injusto, no dejemos perdernos en visiones ajenas, en campañas de otros, en legados añejos y no acordes a la actualidad, estamos en un momento donde preferiríamos clavarnos agujas en los ojos antes los terribles hechos acometidos a nuestra gente, personas que tratan de crear un mejor país, un futuro que como yo ya tenemos algunos, pero que muchos buscan y esperan visualizar, antes que ya no tengamos nada por que luchar.
“Cuando cae la noche duermo despierto
Un ojo cerrado y el otro abierto
Por si los tigres me escupen un balazo
Mi vida es como un circo, pero sin payaso”.
Por: Andrés Felipe Durán García
Twitter: andresfdurang
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