Dicen que toda lectura es placentera, tal vez sea porque no han leído 'El debate sobre las bananeras' de Jorge Eliécer Gaitán, lectura que sin ser de género nos hace sentir la podredumbre criminal que aún rodea a Colombia con ese olor pestilente y nauseabundo.
Actualmente para lo único que sirve la libertad de prensa, es para guardar silencio ante artimañas, atentados, crimenes y dictaduras, o peor aún para cubrir dichas ignominias con el flagelo de las mentiras o las muy famosas fake news.
Nuestra historia política no es de triunfos ni perdidas, de intelectuales o ignorantes, nuestra historia política es de hombres que conocen las masas, sus problemas sociales - los resuelvan o no -; son políticos que saben callar a los analfabetas con sus supuestas bases morales y su superioridad de cuna, artimañas que no funcionan con los que razonan más allá del tamal y la cerveza, y que se vuelven una espina en el zapato que tarde o temprano tendrán que extirpar.
De otro lado está ese grupo de personas tranquilas que parecen no reaccionar, tibios como les dicen ahora, pero que un día estallan por una supuesta "causa nimia". O ustedes todavía ¿creen el cuento del Florero de Llorente?
Cuidado, las personas más conformes han sido las que han realizado - entre sombras o a la luz - las más grandes revoluciones. Gente confiada, tranquila, incluso pagana, que conocen perfectamente su libre albedrío y sienten la responsabilidad de ser mártires ante las injusticias, y como buen mártir, no temen a la muerte.
La verdad, da impotencia que muchos luchen y nada cambie, pero aunque se crea que perdieron la batalla, allí están sus hijas, hermanas, esposas, hijos, hermanos y esposos que seguirán cuidando a su familia, una familia que se llama Colombia.
Por: Andrés Felipe Durán García
Twitter: @andrefdurang
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