Alguna vez has pensado: ¿qué hubiera sido de mi si tuviera otra familia?
De niño, desde que suena el despertador hasta que te acuestas a dormir las cosas
tienen que ser como tus padres digan, pocas veces te aceptan un “no” como
respuesta, les pides algo y no hay forma de que te cumplan, tus padres te piden algo y si no cumples... Todo
tiene que ser siempre lo que ellos digan o cómo ellos digan. Y si les
llevas la contraria explotan, algunos con muchos gritos, otros con maltrato y muy pocos con
paciencia.
Conozco poco, lo reconozco, a mi hermano por parte de mamá (odio esta aclaración, pero toca hacerla), no es excusa, pero igual me pasa con mis hermanos con quien viví; y es que "mister" no tuvo un comienzo fácil pues al separarse sus padres quedaba la decisión de con quien quedarse...mi madre, según me cuentan no podía tenerlo a causa de mi padre que era bastante intolerante, por ello le otorgo la custodia a su anterior esposo.
Duele recordar, pero mi madre siempre tuvo una foto de su primer amor en su cuarto, me decia: "ese es mi negro bello y me toco dejarlo por cosas de mi madre", o sea mi abuela. Desconozco el corazón o sentimientos que mi madre albergaron por Carlos y no me atrevo a hablar basado en el amor que ella me brindo, porque si fuera así, ya la cosa estaría mal. Pero considero que la herida siempre estuvo y que el tiempo ayudo a remendar, no a sanar pues ella siempre guarda rencor hacia mi padre.
Conozco a Carlos y lo digo muy sinceramente, me alegra que a pesar de las dificultades iniciales ha logrado lo que ninguno de nosotros "el sueño americano" en un mundo acelerado y competitivo, que por supuesto no fue facil ya que él se entregó, y creo que aún lo hace, de forma absoluta a su trabajo. Su tiempo libre, como no podría ser de otra forma, lo dedica a disfrutar de su familia y a esos placeres hedonistas que solo él conoce.
Recuerdo con mucha gracia cuando él visitaba a mi madre en El Espinal, yo miraba a mi hermano y yo le decia: "Tremenda marca de carro se gasta "Mister", un Peugeot. Hablar de Carlos me es fácil, pero no puedo decir mucho ya que poco he intentado compartir con él y pues la relación tampoco es que sea compartida por él. Tiene su familia, sus vínculos, sus prioridades y sus recuerdos, es comprensible.
Pero la frustración queda en el aire, la
encuentro primero en mi madre, y es que al comienzo del texto me he
referido a nosotros, la encuentro en mi hermana, la encuentro en mí y por supuesto en Carlos. El cambio comenzo por él y dialogando me he convencido de que Carlos tiene todo claro y "sanado", no se que destino le hubiera deparado con nosotros, pero si le hubiera tocado vivir lo que viví, debe sentirse muy afortunado de ser "abandonado". El no sabe ni tiene porque saberlo, pero el amor de mi madre siempre será hacia mi hermano mayor, a quien autorizaba corregirme por el método que fuera.
Ya todo esta en el pasado, pero si quisiera creer que lo mejor que le pudo pasar a Carlos fue haber estado con otra familia. ¿Cómo puede alguien como yo, un hijo imperfecto, tener la autoridad
moral de tan siquiera sugerir esto? Me detengo un poco y pienso que todo tiene que ver con el
sentido común y algo más importante, “el amor”. Mi madre no ha podido superar su pasado y eso ha le ha impedido amar, va a sonar fuerte pero es verdad, ella "esclavizo a mi hermana" quien trabaja por ella para proporcionarle una vida que no es suficiente para mi madre, pues constantemente se queja.
Pero acá el tema no es mi madre es mi hermano. La última vez que lo vi fuimos a Monserrate, él no sabe que para mí es un modelo en conducta y sobre todo en valores. Todos
podemos mejorar nuestra vida con la formación, lucha personal y, por
supuesto, la ayuda de Dios. Tanto a educar como a tener paciencia, se
aprende. El es padre y lo sabe.
Agradezco el permiso que me dio para poder hablar de él, quizas breve, pero poco lo conozco y no espero remediar eso ya que me alegra cuando hablamos sentir la serenidad de su voz y tal vez, tal vez si me conociera mejor, no le sería de su agrado pues me quede en el pasado añorando una perdida de vivencias infantiles por el maltrato que me dieron, superado esta, ahora falta creerme el cuento de ser adulto y dejar de añorar lo que ya no se puede recuperar.
Termino citando a la conferencista Pilar Jericó que nos dice que los padres deben
“Desarrollar la grandeza de sus hijos, la grandeza del espíritu,
para eso hace falta coraje, coraje que viene de la palabra corazón” y
que todo esto comienza desde casa. Nosotros no podemos hacerlo si ellos no la despiertan en nosotros primero.
Saludos Carlitos...brother.
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