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En el 2017, la Alcaldía de Bogotá
gastó $1.535 millones de pesos para reemplazar las alcantarillas robadas.
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Los huecos en la vía pública
representan un dolor de cabeza para el Distrito y un peligro para las personas
con discapacidad visual.
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La ciudadanía debe concientizarse
sobre el tema y las entidades a cargo, velar por su reposición.
Las
principales víctimas cuando se roban las alcantarillas y las tapas de acceso en
los andenes son las personas con discapacidad visual. Es por eso que el INCI
hace un llamado a respetar el espacio público y acelerar la reposición de tapas
hurtadas o en mal estado.
El 8 de marzo, cuando el señor Álvaro
Amado con discapacidad visual transitaba por la calle 34 con carrera 13, cayó a
una alcantarilla sin tapa. En esta acera hay dos alcantarillas abiertas que
ponen en riesgo a las personas ciegas que se movilizan por la zona.
“Las personas con discapacidad visual se aventuran
diariamente al salir a la calle y un recorrido conocido puede terminar en un
camino a la clínica; huecos, basuras, obstáculos e incluso personas pueden
representar un accidente fácilmente evitable. Invitamos a todas las partes,
ciudadanos y entidades a que evitemos que más ciegos se lesionen”, explica
Carlos Parra Dussan, director del Instituto Nacional para Ciegos - INCI.
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