‘Una vida oculta’ nos muestra la decisión de Franz Jägerstätter,
interpretado por August Diehl, de no
ir a la guerra, convirtiendose en el primer objetor de conciencia con devoción y mucha paciencia. El
comparte un feliz matrimonio con Fani Jägerstätter, interpretada por
Valerie Pachner, además de sus tres hijas, viven en una granja alpina en Sankt
Radegund, Austria. Son campesinos que trabajan rodeados de un impresionante e
inclinado paisaje montañés. Él sufrirá los horrores de la guerra sin combatirla
y sólo una cosa podrá darle fuerza
para sobrepasar los dolorosos eventos que marcaran su vida, el amor que siente
su familia por él.
Me emocionó la idea de ser invitado a admirar una relación inspirada en
eventos reales que no se había visto antes; también fue fácil vincularme con
ella debido al tema universal de la necesidad de adaptarse a los cambios para
que perdure una relación y más aún, defender tus ideales a toda costa.
Pero antes de comenzar mi
comentario acerca de la película es bueno aclarar lo siguiente: El Vaticano
tiene sus reglas y distinciones para combatir el avance del “Maligno”. Existe
entre ellos dos clases de enemigos, los hostis o enemigos públicos y los
inimicus o agresores privados. Estos últimos merecen la compasión y la no
violencia armada, pero a los inimicus debemos impedirles siempre el triunfo con
nuestra pelea sin importar el medio a utilizar.
Las explosiones orquestales de Bach, Beethoven, Handel y Dvorak son una
delicia para nuestros oídos gracias a las imágenes y la banda sonora de ‘Una
vida oculta’.
Con ‘Una vida oculta’ estamos ante una historia en cierta forma
universal, que marca con particularidad los obstáculos enfrentados por el
género femenino y masculino durante guerras y generaciones. Pero hay que
aclarar que las mujeres de hoy no se quedan bordando en su casa y nuestra
protagonista así nos lo hace ver, dando con esto cierta duda al espectador de
si su contraparte en la película y en la vida en familia realmente se debe
considerar un héroe o una víctima de la
degradación social. Por otra parte, creo que la película es más un
enfrentamiento de tipo detectivesco hacia nuestras creencias y valores. Yo la
veo más por el lado del misterio a través de un vistazo a la justicia y la
religión. El concepto de libre albedrío, sigue siendo muy importante para
muchos de nosotros.
Terrence Malick nos hace sentir que retorna a sus raíces, creando
constantemente con sus incursiones en la gran pantalla más que seguidores,
admiradores. ‘Una vida oculta’ es a la vez un drama lineal, casi clásico, estructurado y una obra de arte
exploratoria intensamente romántica. Arte cinematográfico de gran alcance que
cuestiona la unidad política y social de nuestro mundo sin importar que estemos
hablando del pasado o el presente, lamentablemente.
Explorando el ser en el tiempo y los cambios de
tiempo en el ser, en la pesquisa del sentido de la vida y con una espléndida
puesta en escena, esta película se basa en la frase de George Eliot: “[…]
que el bien siga creciendo en el mundo depende en parte de actos no históricos;
y que las cosas no vayan tan mal entre nosotros como podría haber sido se debe
en parte a aquellos
que vivieron fielmente una vida oculta y descansan en tumbas que nadie visita”, explorada por el
cineasta Malik en su retrato de drama basado en hechos reales. ‘Una vida
oculta’ es un poema visual con una densa historia que hay que apreciarla con
actitud de concentración y sin prisas.
Una clase magistral de cine, de cine emocionante. Donde su inteligencia consiste en no permitir que se cuelen retóricas o miradas impostadas. VAYA A CINE Y DISFRUTE DE UNA PELÍCULA COMO POCAS, PERO CON UN MENSAJE UNIVERSAL.
Por: Andrés Felipe Durán García
Twitter: @andresfdurang
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